lunes, 9 de enero de 2012

POCA GIMNASIA MENTAL





A vueltas con la función de anclaje os presento esta nueva imagen. Un gimnasio en Dubai se publicita con una fotografía del campo de concentración de Auschwitz (sí, sí, el de los nazis; sí, sí, donde mataban a judios, gitanos, y todo aquello que se les pusiera por delante). En la foto, tomada con un ángulo a ras de suelo (¿estamos tirados nosotros, muertos, en esas vías de tren?), aparece la entrada al campo de concentración, y se edita el conjunto frío en blanco y negro con unas letras doradas que rezan "Kiss your calories goodbye" (algo así como "dale un beso de despedida a tus calorías"). Por encima de la fotografía un par de simpáticos muñecos al estilo de las olimpiadas hacen sus ejercicios y aparece el nombre de dicho gimnasio que en castellano viene a ser algo así como "Circuito intensivo". Parece evidente que la mente preclara que tuvo tal idea asoció "calorías" con los crematorios nazis, así como la disciplina fascista con la de los monitores-ss de su gimnasio. Lo del "beso" como despedida nos alienta a apuntarnos corriendo a dicho lugar, claro, aunque sea un beso de Judas; un Judas con ganas de llamar la atención.



Lejos de criticar el mal gusto o el todo vale que muchas personas parecen saltarse a la torera para hacer negocio, me ha recordado esta noticia a unas reflexiones sobre el curso "Memoria y literatura" que realicé el año pasado en la Universidad Carlos III. En él, sobre todo centrado en el holocausto judío, me impresionó mucho el enfoque lingüístico que se imprimió al curso, es decir, ¿cómo se dice/explica/signfica/se cuenta lo que pasó entre esos muros de piedra e ignominia? ¿Cómo narramos aquella atrocidad cuando parece casi imposible con el lenguaje recrear/inventar dicha salvajada?



De vuelta a la noticia, no tanto por la bestialidad o la banalización de Auschwitz en sí, os habréis fijado que los comunicados de esta genta son mediante Twitter o Facebook, y que sólo se producen a raíz de las "quejas". Es decir: si no hubiese habido quejas, ¿se habría mantenido la campaña? Y lo que más me soprende: ¿mediante un twitt se puede encontrar la explicación/narración imposible de imaginar de un campo de concentración? Lo mejor son las excusas, sin duda, del tal tipo porque no se disculpa "ante" la gente que ha sufrido ese inenarrable episodio de la historia, sino que ellos sólo se dedican a "aumentar la calidad de vida de la gente a través del ejercicio físico y no de la crueldad o el sufrimiento". Pongo este ejemplo para señalar cómo parece que no hace falta explicar, ni contar nada, y que unas disculpas (horrorosas por cierto) en 140 caracteres parecen suficientes como para reescribir y recordar y usar la historia.


Por último, y para no agotar, os dejo este artículo de opinión de Germán Cano, en el que relaciona el deporte con lo que él llama el "fitness neoliberal" donde, me parece a mí, señala precisamente uno de los grandes errores del publicista: el no entender que para sobrevivir a Auschwitz (a cualquier persecución) era necesario el grupo, no el individuo a solas. ttp://politica.elpais.com/politica/2012/01/06/actualidad/1325878148_028449.html





M.L.

3 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Poca cabeza hay que tener para asociar algo así con tu negocio...

    Al hilo del tema del gimnasio, del artículo de Germán Cano y de las impagables ideas del Joven Rajoy, es curiosa la poca profundidad ideológica real que contienen. Bajo un brillante exterior retórico la simpleza más simple intenta abrirse paso a codazos en tu cabeza como lo hizo en la suya entonces, intentando demostrarte sin pruebas y con razonamientos que sólo él(los) puede entender como verdaderos porque ellos lo valen. Y además esgrime sin pudor la desigualdad natural de las personas en la sociedad, y la bondad absoluta del objetivo "destacar".

    Ahí por supuesto se encuadra la fiebre actual que se extiende como la malaria por (comprar) ser más fuerte, más joven, más guapo. Que es como mínimo curiosa.

    Se huye de la idea aristotélica de hombre como animal social (una persona no es tal si no está inserta en un conjunto de personas), y se cambia por un Frankenstein filosófico que coge teorías, tesis y propuestas de aquí y de allá, todas pasadas por el tamiz del exégeta de turno. El conocimiento pre-natal de Hume. El Super Hombre Nietszchiano. El feroz terror a la mirada del otro Sartriano. La designación mesiánica cristiana. Perdidos pero presentes están en este superindividualismo actual en el cual si no hay para médicos te mueres, y la culpa además será tuya (Por votarles, añado yo). No hay por donde encontrar la presencia de grandes personajes sociales de antaño, que una vez alcanzada la opulencia económica, buscaban la gloria social entre sus semejantes por tal o cual proeza arquitectónica, social o artística. ¿Quién quiere ser recordado para siempre cuando tenemos tanta pasta? El mayor castigo romano a sus patricios era el olvido para la posteridad, que se borraran de la historia tus efigies, tus logros, tu familia. Tu muerte real. la que ocurre cuando nadie se acuerda de ti. Ahora el logro principal es no ser recordado por lo que hiciste. Que nunca se sabe quién puede estar mirando... Total, ¿cuanto dinero da que tus congéneres hablen de ti de forma elogiosa? Ajá. Ya lo suponía.

    Olvídame, que yo solo quiero tener un cuerpazo, un pelazo y 18 años. Que lea el que lo necesite.

    "Un hombre que se retira de sus conciudadanos para vivir en soledad, sólo puede ser más que un hombre, un Dios, o menos que un hombre, una bestia"

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  3. Dave y otros cronopios:
    lo has sintetizado mejor imposible, y me ha gustado a rabiar tu referencia a la sociedad romana y al olvido de los congéneres. Todavía es muy pronto para que yo me ponga pesadísimo con Gadamer y la hermenéutica (¿o ya lo estoy siendo?)pero me resulta impepinable entender al hombre como un producto de una tradición (aunque sea a veces una traición. Una sola persona no hace ciento, ni grupo, ni pertenece a una historia ni a un tiempo.
    Lo que sorprende del "joven Rajoy" es su discurso sin ambagajes, directo neoliberalismo al calor de Tacher y Regan: el que vale, vale; y el que no pues... Ese discurso feroz, simple pero feroz, se ha ido filtrado en nuestra sociedad a lo largo de los últimos treinta años hasta el punto que parece normal, lo lógico, tanto el salve quien pueda como el superhombre (aunque sea un superhombre con pies de barro o de ladrillo).
    ¿Somos ya bestias? Me niego a pensar que sí, que todavía nos estamos revolviendo (tal vez como bestias) contra la agresión última en forma de divisa en nuestros lomos (lo de la divisa es polisémico, se entiende).
    El proceso de "bestialización" parece calculadamente efectivo gracias la infinita mecanización del tiempo, tanto el de trabajo como el de ocio. Este último, cada vez más amplio, no se ha rellenado con un mayor cultivo del hombre humanista (como humanismo entiendo como hombre libre, al menos en su mente), sino que se ha potenciado como tiempo de consumo, tiempo libre sin más, vacío (algo así viene a decir Marcusse).
    Dicho lo cual, y para cerrar, entiendo que el concepto del tiempo aquí resulta fundamental para comprender/nos en ese proceso de animalización, donde la falta de memoria (¡ay la memoria!)es propio de cerebros poco evolucionados fisiológicamente por lo menos. ¿No creéis?

    M.L.

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