domingo, 2 de septiembre de 2012

LO QUE DIGO TRES VECES ES VERDAD

Ahí estaba el Bellman de Lewis Carroll en The hunting of the snark, diciendo esto: "Lo que digo tres veces es verdad". Y es que no se me ocurre forma mejor de empezar el nuevo trimestre que hablando sobre cómo el lenguaje, repetido hasta la saciedad, se acaba imponiendo como una verdad absoluta por el mero hecho de repetirse a sí mismo.
Y me refiero en especial a cómo el "slogan" propagandístico se ha metido en el tuétanos del personal para poder ordena la realidad; una realidad que no se deja aprehender, que muta y cambia continuamente de mal en peor (o eso nos hacen creer). Esta descripción de nuestros días, días de inestabilidad en la nomeclatura de la vida, necesita de un lenguaje "twitter": con pocos caracteres, directo al paladar y a las tripas, para que el personal se sienta que ha encontrado el secreto de la piedra filosofal de todos los males de nuestra época, a saber: profesores, maestros, médicos, enfermeros, bomberos... Y, sobre todo, que así, de manera simplista y simplona, cada uno piense que ha conseguido cazar su propio "snark" hasta alcanzar un nivel de comprensión de lo que le sucede que le eleva la moral pero le despista de encontrar más razones.

Recomiendo una serie de tres capítulos de la BBC, oh my gosh la BBC, de un documental titulado "La trampa" (The trap), que lleva una interesante entradilla: "Qué ha pasado con nuestro sueño de libertad". En las próximas entradas intentaré comentar algunos de sus aspectos más relevantes, en especial en su versión "made in Spain", porque podría parecer que al centrarse en USA o UK en Expain eso no sería aplicable, pero sí, y vaya que sí.
Dejo aquí el enlace: http://www.youtube.com/watch?v=FPfgIf2p9Fw

Termino con el principio, el Bellman de Carroll. Espero que se pueda ver bien el dibujo de arriba, obra del propio Carroll, donde la apariencia del propio Bellman es más que sugerente: una jaula vacía donde, añado yo, el pensamiento queda prisionero para los demás, y de donde procenden los discursos vacíos también que sólo porque se repitan se acaban convirtiendo en dogma.

Cuidadito con los Bellman de por aquí.
Salud.

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