viernes, 10 de febrero de 2012

¿Por qué lo llaman "recortar" cuando quieren decir "empobrecer"?



Venía siendo habitual que durante mucho tiempo el eufemismo fuese una suerte de profiláctico. Ante la desagradable realidad, el "Eufe" (llamémosle cariñosamente) iba surgiendo de la nada, cual Roberto Alcázar y Pedrín, y nos defendía de lo que parecía grosero (culo, polla, teta, mierda, rojo...) según fuesen pasando las modas, los reyes o los dictadores (ahora está pasada de moda la "democracia" esa).



De hecho, y poniéndonos finos, el "Eufe" procede etimológicamente de la raíz "su-", que en lenguas indoeuropeas se relaciona con el significado de "bueno", "abundante" o "sano". Es decir, que nuestro "Eufe" nos cuida frente a la realidad obstinada y zafia. Lástima que comparta el "Eufe" la misma raíz en sánscrito con una palabra también "sana" como es svastikam (sí, sí, la de la "limpieza total" y lo demás es tontería).


Dicho todo este batiburrillo, quería traer hasta este rato la cantidad de eufemismos que se emplean hoy día, en especial en economía y política, hasta tal punto que su lenguaje se ha convertido en un subcódigo difícil de entender (acaso ni por ellos mismos). Tanto es así que cada vez se asemeja más uno de sus discursos al de los textos en SMS que nos mandamos. Vamos, que al final sólo se enteran dos o tres que controlan ese subcódigo, y es por ello que sea más que nunca necesario el empleo de las normas ortográficas, léxicas y sintácticas básicas, es decir, para que al menos todos usemos el lenguaje con los mismos criterios y nos entendamos.


Vuelvo sin querer a la "no comunicación", claro. Porque cuando uno no quiere que se le entienda, ni tampoco que se le pregunte, lo normal es (entre otras cosas) violar la máxima conversacional de claridad en el discurso (sea claro, evite las ambigüedades). Así pues el "Eufe" no se encarga tanto ya de una labor profiláctica o analgésica, sino que se acaba por convertir en droga pura en vena que le hace a uno vivir en una realidad paralela (o para-lelos).


De ahí mi pregunta: ¿por qué lo llaman "recortar" si en realidad, en nuestra realidad, se trata de "empobrecer" a la gente?


Para ilustrar semejante jaculatoria lingüística os dejo un enlace donde el New York Times le hace un trajecito al botín (money) del Señor Botín (el del Santander). Está en inglés de yankee-land, pero merece la pena el trago. Aunque en resumen bárbaro: explica cómo el Sr. Botín no declara todo su dinero en España y cómo ostenta más poder que los políticos. Y lo que es mejor: sin ningún "Eufe".






Salud.


M.L.










2 comentarios:

  1. Cuando veo la foto me doy cuenta de que por mucho eufemismo que uno quiera utilizar, ni la cirugía estética puede borrar los estragos de las malas babas internas... por mucho que Silvio Berlusconi lo intentara!

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  2. Jajajajaja. La verdad es que el gesto con sus manos es muy ambigüo. Uno no sabe si te va a estrangular (con la hipoteca, claro) o si por el contrario te está haciendo un truco de magia para hacerte...desaparecer...
    Salud
    M.L.

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